lunes, marzo 28, 2005

El nuevo superhéroe

Los viejos superhéroes eran idiotas traumatizados que se entregaban a la defensa del prójimo bajo un disfraz. Su heroísmo era superlativo porque poseían capacidades extraordinarias. Sus poderes procedían de aparatosos accidentes o de improbables mutaciones. Ésas eran las premisas.
No estoy criticando “The Ultimates”.
Estoy criticando “Watchmen”.
El lector de comics asume el esquema del superhéroe del mismo modo que la retina asume los fotogramas de una película. Un comic que trate de justificar ese esquema tiene el mismo sentido que una película que intente justificar la persistencia retiniana.
Exacto: Alan Moore es gilipollas.
Los nuevos superhéroes son idiotas traumatizados entregados a la defensa de sus propias vidas en el eje de complejas conspiraciones. Su heroísmo es superlativo porque poseen capacidades extraordinarias. Sus poderes proceden de severos entrenamientos bajo la supervisión de misteriosos mentores. Ésas son las premisas.
No estoy hablando de Frank Miller ni de la enésima revisitación de “Batman”.
Estoy hablando de Black Mamba.
Estoy hablando de Jack Bauer.
Estoy hablando de Jason Bourne.
De acuerdo. El esquema del nuevo superhéroe es casi tan estúpido como el del viejo. ¡De acuerdo! La ventaja es que no admite revisiones. El nuevo superhéroe es el superhéroe definitivo. Bueno, tal vez algún imbécil tenga la ocurrencia de describir concienzudamente qué sucedió en aquellos oscuros años de entrenamiento, de ofrecer la explicación médica de la ten-point palm exploding heart technique o de exponer los fundamentos físicos de las imprecisas trayectorias de las balas de los villanos. Tal vez algún imbécil lo haga. Tal vez el Alan Moore de 2020 se dedique a eso. Pero la verdadera revisión del superhéroe consiste básicamente en debilitar su dimensión moral. El nuevo superhéroe (así como el superhéroe revisitado) bebe, fuma, vota al Partido Republicano, pega a su mujer y se mea en la acera. El nuevo villano es un padre ejemplar y saca a pasear al perro tres veces al día. Así de sencillo. Así de idiota

miércoles, marzo 16, 2005

El Cid

Me encanta el tren.
Voy sentado junto a la puerta del vagón. Una pareja de adolescentes se besa. No tienen futuro. Tienen acné. El chico junta la palma de su mano con la de la chica y dice:
-Esto no es una mano, es una carpa.
El tren se para. Un señor con un libro enorme se sienta frente a mí y empieza a leer.
"El Cid".
-Esto no es una mano, es una carpa.
El señor que lee "El Cid" queda repentinamente catatónico. Tiene la vista clavada en el infinito. Pienso: qué cojones ha podido LEER este hombre que le ha conducido a ese estado. El chico sigue comparando su mano con la de la chica mientras con la otra intenta pellizcarle el culo. La chica le separa. Le besa. El hombre sigue leyendo. El chico dice:
-Esto no es una mano, es una carpa.
El chico sujeta la mano de la chica. Con la otra mano pellizca su nariz. El hombre ha vuelto a quedar catatónico. Q-q-qué clase de REVELACIONES puede encerrar "EL CID". Los chicos están más tranquilos.
-Esto no es una mano, es una carpa.
La chica se ríe. La mano de él no es mucho más grande que la de ella. El señor tiene la vista clavada en mí

martes, marzo 08, 2005

Pequeño Papa

"El papa ha muerto. Harta de ver cómo se arrastraba por los púlpitos del mundo entero, la curia vaticana elige como nuevo pontífice al más joven de sus cardenales: un pequeño y atlético sacerdote colombiano que fue campeón de gimnasia deportiva en el instituto. Durante el cónclave, el elegido sufre una apoplejía que le produce parálisis y dificultades cognitivas. El nuevo papa se arrastra por los púlpitos del mundo entero en peores condiciones que su predecesor. Para su pontificado elige el nombre de Pequeño Papa".
"Pequeño Papa" es una nueva serie de trece capítulos. Narra las aventuras de Pequeño Papa, un pontífice recién llegado al Vaticano que se encuentra con un montón de problemas que es incapaz de solucionar, puesto que no puede moverse ni comunicarse con los demás

viernes, marzo 04, 2005

Catedral

Pues me jode bastante publicar un nuevo comentario, fíjense. Mi texto anterior es una auténtica CATEDRAL, para qué nos vamos a engañar. En fin. Eso. Que Nacho ha vuelto. Sí, ya sé que nuestras vidas han sido un poco nachocéntricas últimamente, no sé por qué coño me estoy disculpando. Volvió ayer. Y para ser fieles a la leyenda no fuimos a uno sino a DOS karaokes. Terminé bastante mamado, claro, así que mi discurso acabó siendo circular. Debí de repetir unas cuarenta veces que "Los cronocrímenes" debería rodarse en inglés. Y eso que es algo de lo que ni siquiera estoy seguro. Es más: hoy pienso lo contrario.
Hicimos dos amigos. Dos amigos que nos acompañaron al karaoke Do Re Mi y después al karaoke Master Plató. Dos amigos que probablemente tenían intención de violarnos y matarnos, no necesariamente en ese orden, pero que debieron olvidarlo entre canción y canción. Nuestros mejores amigos.
Fuimos a recoger a Nahikari al aeropuerto. Tenía ganas de que le habláramos de su deslumbrante aparición en la alfombra roja. Le hablamos de eso y de las cosas que habían pasado aquí. Cosas deprimentes y ridículas. Ellos nos contaron las cosas que habían pasado allá. Cosas asombrosas y excitantes. Nos contaron que en Los Angeles los aseos son enormes y relucientes y que la ciudad es un fractal cuyo patrón es un supermercado. Nos contaron que en una parada de autobús un señor les dijo: "¡No os preocupéis, chicos! ¡El autobús llega en tres minutos!". Nos contaron muchas cosas.
Me encanta beber en el aeropuerto.
Me encanta beber donde sea, qué cojones. Como a todo el mundo